Hace 11 años, dos crías de gorila de montaña llegaron al Orfanato Senkweke, en el Parque Nacional Virunga del Congo, al quedarse completamente huérfanas después de que las fuerzas rebeldes mataran a nueve de sus congéneres, entre ellos, su madre. André Bauma, un cuidador del centro Senkwekwe, fue el que se encargó de Ndakasi y Ndeze. A lo largo de estos años, la relación que se ha formado entre el cuidador y las gorilas ha sido de mucho contacto.
Este es el maravilloso momento en el que la gorila abraza a su cuidador, instante que refleja como pueden agradecer los animales el cariño que se les dispensa. Es un soplo de aire fresco en este mundo tan convulso.
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