Os presentamos a OSITO, un perro que se convirtió en invisible desde el momento en que su dueña falleció. Llegó a nuestro centro en 2018, con tan solo 4 años, sin entender la tristeza que lo rodeaba. Acostumbrado a vivir en su piso con su persona favorita, OSITO anhelaba recuperar la calidez de un hogar. A pesar de su dolor, se recompuso, los años han pasado y OSITO sigue esperando una oportunidad que le devuelva la alegría. Pese a su edad, es un perro sano, activo y cariñoso, que pasea muy con correa. Sin embargo, las temperaturas extremas le afectan negativamente. Por eso, buscamos un hogar para él, un lugar que le aporté todo lo que injustamente perdió.
Aún estamos a tiempo de darle una segunda oportunidad y devolverle la felicidad que merece.
Si no puedes adoptarlo, puedes apadrinarlo.